sábado, 28 de agosto de 2010

Paréntesis (Trato)

Me levanto en un lugar desconocido pero agradable, en cierto modo. El suelo es oscuro, es ceniza negra, caliente al tacto y suave. Mirando alrededor me doy cuenta que estoy en el claro de un bosque. El bosque esta formado por arboles verde brillante, un verde demasiado intenso y brillante para ser natural. Tras acercarme me doy cuenta de que no son árboles naturales, si no que están hechos de jade. Oigo un ruido  mientras se nota un temblor, a lo lejos del bosque observo un volcán en una erupción que no parece tener fin, pero no arroja nada, ni lava, ni humo, solo ruido y  un intenso color de su cima.
   - Veo que por fin has despertado.- Alguien me hablaba desde el otro lado del claro.
   - Si, ya he despertado, ¿quién eres?- Lo observo detenidamente. Va envuelto en una túnica negra, dentro de la túnica no se ve nada, como si solo hubiera oscuridad. Su piel es blanca como la luna, el pelo es del mismo color de su túnica y lo tiene como si jamás se lo hubiera tocado, largo, enmarañado y le tapa casi toda la cara. Sus ojos van a juego con el pelo y la túnica, sin pupilas, sin iris, dos esferas negras. Mientras habla me fijo en que sobresalen de su boca unos colmillos más grandes de los habitual.
   - Azabache.
   - Muy apropiado.
   - Lo sé, me lo dicen mucho.
   - Ahora, ¿qué hago aquí y qué es este sitio?- Azabache empieza a desplazarse tranquilamente por el claro, se aparta el pelo de la cara y en su rostro puedo observar cansancio, o por lo menos eso creo, es un rostro un tanto extraño, poco humano, pero indiscutiblemente pertenece a la raza humana.
   - ¿Tú tampoco te acuerdas, verdad? Aun espero a alguien que pueda acordarse de cómo llega aquí, que ya me canso de repetirlo.- Se restriega la cara y me mira, observo que lo del pelo no es exclusivo de su cara, sus brazos también son bastantes peludos e igualmente desarreglado que el de su cabeza.- A ver, ¿Qué es lo último que recuerdas antes de despertarte en ese claro?-
Hago un esfuerzo por recordarlo, es difícil, tengo algún vago recuerdo de un calabozo, una huida hacia la superficie, ellos dos dirigiéndose a la sala del trono y yo entreteniendo a los guardias, correr con todas mis ganas hasta…
   - ¿Hasta… hasta donde corrí?
   - Interesante, otro que se queda al final, ¿podemos hacer esto algo más rápido?- Azabache empieza a dibujar cosas en el suelo, parece un niño grande. El recuerdo es algo borroso, difícil de asegurar nada. Los guardas me seguían por las escaleras al final llegamos a un balcón. – El balcón…-  Los guardias me han acorralado, me quieren devolver a ese cuarto de torturas, jamás.
   - No me jodas, ¿estoy muerto?- Me caigo al suelo de culo, es imposible, al final decidí saltar.
   - Bien, por lo menos has tardado poco, ya me veía aquí toda la eternidad.- Azabache se levanta y del suelo, se levanta una mesa y un par de sillas de donde ha estado dibujando.- Siéntate tenemos que hablar.
   - ¿Hablar? ¿Es que no se ha decidido si voy al cielo o al infierno?- Me siento frente a Azabache, tanto la silla como la mesa tienen el mismo tacto que el suelo y Azabache sigue dibujando en la mesa.
   - Así que aun siguen con lo del cielo y el infierno, ¿cuando decidirán quitar esa mentira?
   - ¿Mentira? Entonces no hay nada más allá de la muerte, una pena…
   - Bueno, tienes esto, ¿te parece poco?
   - ¿Esto? Si ni siquiera sé donde estamos, no me has respondido- Estoy un poco cabreado, tanto tiempo con el reconcome por lo del infierno y ahora resulta que es mentira.
   - Bien, pues esto es el reflejo de tu alma, tu forma más primitiva de ser
   - ¿Así que yo soy un bosque falso con un volcán atormentándome?
   - Hombre, es lo que se puede ver así a primera vista, pero todo esto suele ser algo metafórico, pero si quieres verlo así, adelante.- Azabache pone la mano sobre el dibujo y aparece un libro, empieza a ojearlo tranquilamente.
   - ¿Entonces qué es? ¿Falsedad? ¿Mi color favorito? ¿Un tormento lejano? ¿O a caso…?-Azabache no me hace caso, parece más interesado en ese libro
   - Bien, no perdamos mucho tiempo, Dardo Arko, así que 17 años, un poco joven para estar aquí, pero bueno, tu rama ha sido extrañamente modificada, así que aun puedes hacer algo.
   - Darko, me llamo Darko, ¿y qué es eso de mi rama?- Azabache sigue con su libro, estoy cada vez más nervioso.
   - Vale, Darko, te lo intentare explicar lo más sencillamente posible tu situación- Cierra el libro y entrecruza sus manos sobre él.- Lo que estás viendo ahora es el reflejo de tu alma para ti, no sé qué representa y tampoco sé porque solo se puede ver en este momento, eso lo saben quienes crearon todo esto y por lo que yo sé, no se lo han contado a nadie.- Tras un suspiro continua.- Ahora quiero que recuerdes una vez más tus últimos instantes, quiero que recuerdes justo el momento en que decidiste dejar tu vida a un lado, ¿por qué fue?- Azabache me mira fijamente a los ojos.
Vuelvo a recordar el balcón, estoy de espaldas al vacio, ¿por qué tuvieron que hacer este sitio tan alto? Así no hay quien se salve. Me gritan que me detenga, como si fuera a hacerles caso, me dicen que salte…., no, no son ellos…
   - Una voz me dijo que lo hiciera, me dijo que saltara.
   - Y lo hiciste.-Los colmillos de Azabache se acentúan con una sonrisa que no sé si es de complacencia o de hambre.
   - Es que era tan familiar, tan perfecta y como siempre, una jodida trampa.
   - Era tu destino.
   - Que bonito, tan metafórico todo, esto parece un sermón religioso o de iglesia.
   - No es metafórico. LITERALMENTE, tu destino te decía que había cambiado y que le hicieras caso.-Azabache vuelve a abrir el libro y se queda ojeando una página en concreto.
   - Entonces ¿el destino esta prefijado? ¿No lo elegimos nosotros?
   - Es una mezcla de ambos, el destino de cada uno tiene unos puntos “fijos” que hagas lo que hagas sucederán, pero lo que ocurra entre ellos es cosa de cada uno. Y si, la muerte es el final del destino de cada persona y es fijo, aun que hay algunos, que… mejor lo dejamos así, ahora estamos con tu problema.
   - Pero el mío ha cambiado, ¿Por qué?
   - Te habrás cruzado con alguien con un destino… indeciso, lo cual afecta a algunas de las personas con las que trata.-Azabache me pasa el libro. La página que ha estado ojeando tiene escritas muchas cosas que no entiendo, pero si hay algo que comprendo, mi nombre.- ¿Qué es esto?
   - Tu nueva oportunidad, aunque tu destino cambie, una vez muerto, no lo puedes cambiar, solo los creadores pueden y yo soy su mensajero, tú decides.
   - Vale, pero suponiendo que acepte, ¿hay algo más en todas estas palabras que deba saber?
   - Son condiciones y consecuencias de todo esto.
   - Adelante, quiero oírlo
   - Vuelves a la vida como cazador para los creadores con su marca.
   - Y ahora dímelo para que lo entienda.
   - Sencillo, los creadores de vez en cuando te dirán que debes cazar a algo o a alguien que haya perdido el equilibrio de forma significativa, pero tranquilo ira poco a poco. Respecto a la marca, tus ojos pasaran a tener la “marca de la necrosis”, en pocas palabras, tus ojos se volverán tan negros como los míos, pero con el iris de un color que te representa y, por lo que veo aquí, es el verde.
   - Entonces tú has estado en misma situación por lo que veo
   - No, aunque el tener la “marca de la necrosis” indique que soy un siervo de los creadores, el iris indica que estás vivo y como ves, yo no tengo.
   - Entonces, ¿estas muerto?
   - No es algo que pueda negar, pero tampoco afirmar.- Se rasca la oreja con ganas, me recuerda a un animal.- Bueno a lo que íbamos, esa es la condición y la consecuencia, también por haber estado muerto has de saber que ya no tienes las limitaciones físicas normales, podrás mejorar mucho más que cualquier otro ser humano.
   - ¿Y respecto a lo que has mencionado del equilibrio? ¿Tendré que matar a gente que no sepa mantenerse sobre un pie?
   - Dioses, esto va a ser difícil. Veamos, todo lo que tenga vida en este planeta, incluido el planeta tiene su esencia de vida dividida, blanco y negro, luz y oscuridad, orden y caos, vida y muerte, bien y mal, como quieras llamarlo.- Espera mi asentimiento y se lo doy con un gesto de cabeza.- Bien, pues cuando algo vivo jode el equilibrio, hay que cazarlo para que su esencia de vida se restablezca y genere una nueva vida.
   - Interesante. Acepto. ¿Dónde firmo?
   - ¿Firmar? Marca con sangre la hoja y estará todo hecho.- Azabache saca una escama de un color grisáceo de su manga y me lo da.- Tranquilo, no te va a doler, no mucho más que tu muerte.- Sonríe. Cojo la escama y me hago un corte en las palmas y las junto, un fino hilo de sangre cae desde mis manos a la hoja y el libro desaparece.
   - Bien, tenemos un trato.

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