-¿Cuánto tiempo llevas viniendo aquí?
-Varios años, realmente no recuerdo exactamente desde cuándo.
-¿Y por qué este sitio?
-Tampoco lo sé, simplemente un día lo vi y decidí quedarme aquí siempre que pudiera.
-Alguna razón tendrás.
-La niebla supongo, me gusta sentir como me fundo en ella y desaparezco aun que sea solo por unos instantes.
-¿Desaparecer? ¿Por?
-No sabría explicarlo, simplemente hay veces que no me llevo bien con el mundo y la vida, simplemente me encantaría poder dejar de ser y disfrutar del estar, olvidarlo todo y recordar nada.
-¿No suenas un poco pedante con esas expresiones?
-Seguramente, pero a falta de poder explicar las cosas bien, usa buenas palabras, no será lo mismo, pero por lo menos que se note lo que intentas transmitir aun que sea de forma errónea.
-No te entiendo.
-No se describir la sensación que obtengo en ese momento, pero al usar estas expresiones que suenan tan bien, intento que se note que, aun que no sean las idóneas para expresar lo que quiero, mi sensación es igual de buena que el sonido de esas palabras.
-Vale, ahora ya lo he comprendido algo más, no del todo pero si algo.
-Bueno, por lo menos es algo.
-Pero no lo suficiente.
-Sabes que nunca será suficiente, aprende a conformarte con lo que tienes.
-¿Y tú te conformas con lo que tienes?
-¿Te refieres a ahora mismo?
-Seria una respuesta válida.
-Mira donde estamos, contempla el paisaje que nos rodea y creo que la respuesta te vendrá sola.- Haciendo un arco con el brazo me invita a observar el paisaje en el que nos encontramos. Observo como todo está cubierto por una niebla lo suficientemente densa como para que todo tenga un tono blancuzco en sus colores, pero lo bastante transparente como para verlo todo con claridad. Estamos sentados al borde un gran acantilado bajo el cual rompen unas olas de color grisáceo plateado, erosionando unas rocas de color marfil que recorren todo el litoral. Justo donde estamos el acantilado está cubierto por un césped o musgo de color amarillento muy suave y blando que te invita a tumbarte y dormirte. Sobre nuestras cabezas se encuentra un cielo iluminado por unas cuantas estrellas y por las tres lunas en plenilunio, como tres ojos que te miran desde lo alto para asegurarse de que no vayas a usar el acantilado de manera impropia, una luna roja inquisitiva, una luna blanca pacifica y una luna azul sabia.
-Pues va a ser que no me viene la respuesta.
-Y va a ser que eres imbécil.
-Ya sabes que no hace falta decirlo, es algo que es intrínseco en mí.
-Pero me llena de satisfacción decirlo.
-Lo que sea, ¿me vas a responder?
-Pues sí, estoy conforme con lo que tengo tanto ahora como siempre, para bien o para mal.
-Interesante.
-¿Y tú? ¿Estas conforme con lo que tienes?
-Eso daría para toda una noche de conversación la cual no tenemos.
-Realmente sabes que si la tenemos.
-Ya, pero, ¿no crees que estaría mal estropear el momento de paz con mis desvaríos?
-Sabes que tus desvaríos es lo único realmente cuerdo en tu cabeza, no sé por qué te empeñas en ocultarlos y guardarlos como si fueran algo malo.
-Porque cada vez que les hago caso no termino bien.
-Bueno, ¿y qué? ¿No eras tú el que decía que hay que vivir tanto con lo bueno como con lo malo?
-Exacto, hay que vivir con ellos, pero no buscarlos.
-Algún día disfrutaras de ellos tanto como nosotros, solo quiero que recuerdes eso.
-Tranquilo, no creo que me dejéis olvidarlo.
-También es verdad, no te falta razón al pensar así, pero la pregunta es ¿Estaremos vivos el suficiente tiempo como para recordártelo siempre?
-¿Y por qué no?
-El mundo es un lugar misterioso y tu cabeza es un lugar demasiado concurrido, damos gracias de haber aguantado tanto tiempo.
-Demasiadas preocupaciones estoy notándote hoy.
-Ya sabes, es de noche.
-Si, la noche, tanto activa como destroza, es un buen momento.
-Estoy de acuerdo, por la noche es cuando mejor se está, ya sea dormido o despierto.
-Exacto, así que ahora disfrutemos de las vistas. Por cierto, ¿Tiene nombre este sitio?
-Fin de Trayecto.
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